Se interviene en la zona de actuación dotándola de una pavimentación uniforme que da unidad al conjunto.

La idea generadora de este espacio público parte de la morfología y del carácter residual del mismo, características que impiden su lectura como un espacio urbano de cualificación paisajística o de entorno natural y vegetal. Es de destacar que en el entorno próximo a este ámbito existen abundantes zonas verdes y áreas de juego, estando bien equipado el barrio en estos espacios.

Consideramos este espacio urbano como salón de acontecimientos ciudadanos en el entorno próximo. El lugar de reunión se convierte en un patio de butacas en espera de un evento, una manifestación espontánea, un juego infantil, en resumen lugar de reunión y participación ciudadana.

En primer lugar, al exiguo recinto se le añade el espacio de las aceras para ampliar su ámbito y poner en valor el mayor espacio posible. Se diseña el ámbito central con una pendiente continua del 4 %, acompañando la rasante que ofrece la calle Sos del Rey Católico. Este espacio se enmarca con el juego cromático del pavimento, que sugiere los “pasillos” del patio de butacas, integrando definitivamente la acera al espacio público.

En el límite norte de este espacio público y orientado al sol se disponen dos bancos creando una zona de relación tranquila y ajena al resto de la plaza, acotada por un muro de sillería de piedra de Calatorao, en referencia a los orígenes del barrio y a los canteros. Antagónicamente, en el límite sur, se dispone un muro de alabastro retroiluminado que hace las veces de escenario. Así, el pavimento se entrega a nivel a este muro, del que surge un estrado, la tribuna de Torrero.

El resto queda complementado con mobiliario urbano diverso: farolas, alcorques, fuente, bancos, papeleras, bolardos, definidos en la documentación gráfica explicativa del proyecto.